Cecilia Russo

¿Cómo mediremos el Desempeño en 2020?

Existen empresas que poseen procesos tradicionales de medición de desempeño en dos momentos del año, con objetivos y competencias definidos. Otras, que ya optan por sistemas más ágiles donde el desempeño es medido por proyecto, con feedbacks más espontáneos en función del cumplimiento de objetivos y  métricas de corto plazo. En ambos casos, la pregunta sobre cómo mido el desempeño será una constante. Y también lo será en la definición del Bono o Incentivo de largo plazo que muchas veces está asociado al desempeño.

De cualquier manera, el 2020 destruyó los planes de negocio y estrategias de crecimiento y planteó la pregunta: ¿Con qué criterio evaluaremos a nuestros equipos?

En cuanto a la medición de objetivos, ¿tendremos en cuenta los objetivos iniciales planteados? ¿Ajustaremos los objetivos a la nueva realidad? ¿Con qué criterio nos manejaremos?

Y si nos referimos al logro de competencias, ¿qué competencias evaluaremos?  ¿Las tradicionales que emanan del negocio, los valores y que muestran el “Cómo queremos que las cosas se hagan en esta Organización” (el famoso “Cómo” del “Qué”, refiriéndose el “Qué” a los objetivos)? ¿O el contexto de Pandemia nos pone frente a la posibilidad de evaluar otras Competencias que antes no estaban en nuestro foco?

Adaptación al cambio, plasticidad, resiliencia, creatividad, innovación, tolerancia a la frustración, inteligencia emocional, adaptabilidad, son algunas de las competencias que estuvieron en juego permanentemente en este tiempo.

Estas competencias vienen siendo miradas y consideradas desde hace ya varios años de la mano del concepto de “inteligencia emocional” pero en algunas organizaciones parecía que estaban solo escritas como un aspiracional cuando, en realidad, continuaban siendo en muchos casos compañías rígidas en su cultura, poco flexibles al cambio y altamente estructuradas.

Pero en el 2020 no quedó otra más que ponerlas en juego sin elegirlo y ¡nos llevamos varias sorpresas!

Entonces, ¿qué competencias y habilidades demostraron los miembros de mi equipo cuando el escenario cambió? ¿Qué sorpresas tuve? ¿Qué aprendí que no conocía de algún colaborador? 

No sería muy lógico que este año evaluemos a nuestros equipos como lo hicimos habitualmente. Hay un plus de energía, esfuerzo, foco, adaptabilidad que se puso en juego y que debiéramos aprovechar como líderes con nuestros equipos. Es un año tan diverso y desafiante que seguramente existan espacios de aprendizaje con los equipos que no debiéramos desperdiciar.

El concepto de “nueva normalidad” a la que estamos expuestos es un mix de la historia, con lo nuevo que tuvimos que enfrentar pero al mismo tiempo con la posibilidad de recuperar lo mejor de los “dos mundos”: el anterior y el actual. Gran parte del desafío del 2021 tendrá que ver con esto. Ya no seremos los mismos. ¡Es imposible serlo! Y ¿en qué sentido pude aprender de esa experiencia?

Como siempre, tendremos líderes más cercanos o más lejanos a creer en los procesos de evaluación de desempeño como una instancia de aprendizaje y desarrollo.

Nuevamente, las habilidades de comunicación, escucha activa, el arte de preguntar asertivamente, son las competencias críticas en un líder que busca impacto en su gente y “dejar una huella”. Muchas veces el feedback sincero de los líderes falta y pasa a ser “algo más” que el líder debe hacer en la interminable lista de pendientes de su día.

En mi carrera profesional pude encontrar pocos Jefes que lograron darme feedback asertivo, oportuno y “jugado” en términos de permitirme un cambio, aprendizaje y reflexión sobre mi desempeño. También me pregunté cuán abierta estaba yo a escucharlo. Como siempre, es una relación de a dos donde el líder lidera y marca el ritmo de ese encuentro.

Al mismo tiempo me pregunté cuántas veces entregué feedback de impacto a las personas con las que trabajé. ¿Hasta dónde logré desarrollarlos y generar una instancia de aprendizaje a partir de ese encuentro?

Sin duda, este es un año para no desaprovechar en muchos sentidos.

Y sin duda lo es en este tema. ¡Que el 2020 sea un año de feedback abierto, sincero, nutritivo! 

Aprovechemos este momento particular en el cual hablar de emociones, cambio, aprendizaje, desarrollo parece estar más presente en el mundo de las organizaciones. ¡No dejemos pasar la oportunidad!!

 

Cecilia Russo

Noviembre 2020