Cecilia Russo

¡No me pidan nada más! ¡Detrás de mí solo hay un Ser Humano!

Solemos poner a los Líderes en el centro de la responsabilidad por el devenir del negocio y de los resultados. Más allá del contexto global, de la economía local, de las dificultades de mercado, competencia, recursos, entendemos que el Líder es quien está capacitado, motivado y desafiado para gestionar todas estas variables.

Muchos Líderes se han preparado desde siempre para estar donde están hoy: estudios formales, experiencias globales, desafíos en compañías de primer   nivel donde aprendieron a gestionar efectivamente. Es decir, nada es casual a la hora de ver los frutos de su trabajo.

Sin embargo, solemos encontrar dificultades en el día a día para las cuales no fueron entrenados y en general tiene que ver con la variable humana.¿Cómo resuelvo esta situación con este Gerente? ¿Por qué no estará mostrando resultados? ¿Qué pasó con su motivación? ¿Cómo logro que se adapte a la cultura y tenga mejor fit con lo que somos?

La Pandemia nos pone en un escenario aún más exigente. Todo cambió y la cierta sensación de estabilidad, previsibilidad y control cayeron.

La presión sobre los Líderes es infinita y me escucho muchas veces en los Workshops que facilito, en procesos de coaching o hasta escribiendo sobre “todas las competencias” que debiera desarrollar un Líder efectivo.

Es momento de detenernos y pensar cómo ayudamos a que los Líderes se cuiden. Primero, para estar en equilibrio personal y lograr cierto nivel de bienestar, y luego porque si él no se cuida, no podrá cuidar a otros (me viene a la mente la azafata pidiendo que nos pongamos la mascarilla primero los adultos para luego asistir a los niños).

¿Qué hacer para que el Líder se cuide y pueda mantener ese bienestar y equilibrio emocional que le permitirá tomar mejores decisiones, direccionar a su Equipo a pesar de las dificultades y lograr los resultados?

Me gustó mucho una nota de Sebastián Campanario en La Nación el mes pasado donde hace mención a algunos conceptos que están vinculados con esto del bienestar y equilibrio de las personas a propósito de los efectos de la Pandemia. A partir de eso, me disparó el pensar cómo los Líderes se cuidan, nutren, generan espacios de satisfacción personal en tiempos de tanta dificultad.

Uno de los conceptos que toma Campanario es el de “niebla mental”, el cual la neuróloga Lorena Llobenes (UBA) describe como “anestesiamiento” y se define como una sensación de estancamiento y vacío que no nos permite estar lo suficientemente atentos y en consecuencia dar lo mejor de nosotros mismos. Este fenómeno está presente hoy como un signo de estrés a partir de la Pandemia, si bien puede aparecer en otros contextos.

Otro concepto que se menciona en el artículo es el de “reserva cognitiva” (Dr. Julian Bustin de INECO) que sería algo así como la nafta que nos queda para recorrer los últimos kilómetros de un viaje. Luego de más de 1 año de pandemia, ¿qué reserva nos queda? ¿A qué recursos podemos echar mano? ¿Desde dónde pararnos frente a las dificultades que seguimos manteniendo?

¿Cómo evitar entonces esta sensación de “niebla mental” en el Líder? ¿Cómo lograr que cuide de esa “reserva cognitiva” que evita un burnout? ¿Qué ideas o sugerencias surgen entonces para que el Líder pueda autocuidarse y no “desbarrancar” con el consecuente impacto en sus equipos, los resultados y el negocio? Algunas pistas podrían ser:

  • Intentar mostrarse vulnerable. Pensar el liderazgo desde el fracaso también es una forma de Liderar mostrando los aprendizajes obtenidos y la construcción generada a partir de eso.
  • Ser transparente con el equipo y no mostrarnos superpoderosos. Es normal que dude, que me sienta fracasado o agobiado por el día a día.
  • Buscar pequeños estímulos que me generen satisfacción (lectura, caminata, comida especial, música) y todo aquello que nos conecte con el disfrute de las pequeñas cosas.
  • Dominar la autoexigencia, no es tiempo para que seamos en extremo demandantes con nosotros mismos, tener una mirada compasiva sobre lo que podemos es muy importante.

Básicamente se trata de ponernos en primer lugar en algún momento del día y ayudarnos a transitar lo más efectivamente posible este momento de crisis. Si nosotros no nos ponemos como prioridad, nadie lo hará por nosotros.

Al final del día, lo que haga por mí, tendrá impacto en los otros también.

¡Éxitos y suerte en ese camino!

 

Cecilia Russo

Junio 2021 

 

 

Bibliografía recomendada: 
  • Sebastián Campanario. “Ahí andamos, remándola”: la Economía anestesiada de la “niebla mental“. Nota de La Nación del 16 de mayo de 2021.