Cecilia Russo

Síndrome del Impostor. ¿Cómo reconocerlo y qué hacer?

Ya es conocido y familiar hablar de este concepto. El Síndrome del Impostor está relacionado con esa sensación de no poder, de fracaso, de no logro y de no reconocimiento de las aptitudes personales.

También sabemos que está más presente en mujeres y que las emociones asociadas y más frecuentes son temor, ansiedad, estrés, temor al riesgo.

En mi experiencia personal, puedo recordar 2 momentos en los cuales lo experimenté:

El 1ro fue cuando a los 32 años tomaba una responsabilidad como Gerente de Recursos Humanos, siendo la 1ra vez que tenía a cargo la función integral en una empresa. La sensación de temor y “no poder” estaba ligada a la no experiencia, a tener desafíos que nunca había recorrido y en una empresa muy diferente en el negocio y su cultura en comparación con la empresa donde venía desarrollándome.

El 2do momento fue cuando dejé el mundo corporativo para comenzar el Proyecto de la Consultora donde el desafío era embarcarme en un proyecto independiente donde tenía todo por hacer y construir una nueva identidad laboral como consultora.

¿Qué hacer? ¿Cómo manejar estas situaciones y poder salir adelante?

La 1ra recomendación es que ese temor a fracasar no nos paralice. ¿Cuál sería el peor escenario de fracasar? ¿Qué es fracasar? ¿Es una forma de aprender? Quizás si lo desdramatizamos y le ponemos el justo valor, se vuelve más liviano.

Luego, pensar en los logros ya obtenidos en el pasado: qué hice bien, ¿dónde me destaqué, en qué soy buena para mí y también es reconocido por los otros? Dónde tengo que seguir trabajando, ¿cuáles son las áreas de mejora? Esto apunta a tener una visión de mí misma lo más objetiva posible.

Como último paso, ponernos a trabajar. En lo personal siempre me resulta importante trabajar profundamente, fundamentar lo que pienso, tener la información necesaria, estudiar. Eso nos dará herramientas para estar más seguros de nuestras ideas aunque esas ideas luego no sean las que prosperen o se elijan.

Siempre suma compartirlo con personas en quienes confiamos que puedan darnos su perspectiva y experiencia pero al mismo tiempo acompañarnos en esos momentos donde nuestra mirada se vuelve negativa!

 

¿Y vos alguna vez lo viviste? ¿Qué hiciste para salir de ahí?